La XV Edición de los Premios del Observatorio de Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial, ha otorgado a APRAMP el reconocimiento a su trayectoria
Hace casi 35 años que APRAMP inició esta andadura y gracias al trabajo de un gran equipo, especialmente de las mujeres supervivientes, sigue siendo un referente para otras mujeres que son víctima de trata y que quieren abandonar la prostitución.
Por eso es un honor recibir este premio con el que se reconoce a cada mujer, a cada superviviente de la trata que ha logrado salir de la prostitución, de la esclavitud del siglo XXI.
Un premio que reconoce a cada mujer que ha sido capaz de hacer valer sus derechos, su dignidad como persona. Un premio que reconoce a cada mujer que ha sido capaz de vencer el miedo y la desesperación y ha trabajado duro por conseguir una nueva vida.
Así, hemos recibido este reconocimiento en APRAMP nombre de todas las mujeres que APRAMP ha recuperado a lo largo de estos más de 30 años y las que aún quedan por recuperar, porque, estamos en un momento en que hay un aumento de la prostitución y, lo que es más dramático, entre las menores de edad.
Ante esta dramática situación, y desde esta plataforma como altavoz, es preciso denunciar una vez más que una legislación que no reconozca esta situación y niegue el derecho a estas mujeres y niñas es inaceptable en una sociedad que se dice democrática.
Es inviable que se acepte la prostitución y la explotación de la mujer, y es obligación de toda la sociedad garantizar la libertad de estas mujeres y su igualdad de derechos. Esto se lograría con una Ley Integral de Prevención, Asistencia y Protección a las víctimas que asegure la coordinación entre las administraciones para lograr de manera efectiva este fin.
Este reconocimiento significa para APRAMP y para todas las personas que la formamos, que la prostitución, la explotación sexual, la trata de mujeres y niñas sean reconocidas, visibilizadas, como una forma de violencia contra la mujer.
Es hora de alzar la voz y reclamar a los poderes públicos un cambio en la legislación que respalde nuestra labor y garantice los derechos fundamentales de estas mujeres, porque desde la dura y enriquecedora experiencia de APRAMP, desde nuestra trayectoria, que ninguna mujer, ninguna niña, se ofrece para ser esclava.