El País publicó el pasado 6 abril un reportaje en el que la coordinadora de Apramp, Rocío Mora, habla sobre la labor realizada por la asociación y sobre la problemática de las mujeres prostituidas.
“No hay arma de destrucción masiva más eficaz que la cómplice indiferencia, ni músculo más delatador que el palpitante corazón. Así lo refleja María, de 34 años, que viajó de Sao Paulo (Brasil) a Madrid persiguiendo un sueño: estudiar una carrera universitaria. La amiga que la hizo creer en esa posibilidad, sin embargo, la introdujo en un club las 24 horas del día, de lunes a domingo, durante todo el año 2006. En Bogotá, Luz, de 37 años, se prostituyó desde los siete hasta los 23. En ese tiempo se hizo drogadicta, alcohólica y quedó embarazada en tres ocasiones; la primera vez fue dos meses antes de cumplir los 11.”