La formación especializada a profesionales que puedan entrar en contacto con víctimas de trata es fundamental tanto para combatir el delito como para proteger debidamente a las víctimas y evitar su revictimización.
La trata de seres humanos constituye una de las formas más extremas de la violencia y es una grave violación de los derechos humanos. La pobreza, la desigualdad, la violencia de género, el limitado acceso a un empleo digno y la discriminación son algunos de los principales factores que agravan la vulnerabilidad a la trata, afectando, muy especialmente, a las mujeres, las y los menores y las personas con discapacidad.
Según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito -UNODC-, aproximadamente el 75% de las víctimas de trata son mujeres y niñas, lo que evidencia que la trata de personas constituye un delito con una fuerte connotación de género. Por ello, y dada la complejidad del delito y la exacerbada violación de los derechos humanos en que resulta, la lucha contra la trata y la protección y atención de las víctimas requieren la transversalización de la perspectiva de género en todas sus fases, desde la prevención de la trata hasta el enjuiciamiento y la condena de los tratantes, pasando, por supuesto, por la protección y asistencia a las víctimas.
APRAMP, como entidad especializada presta una atención multidisciplinar e integral a mujeres y niñas víctimas de trata que es ejemplo de buena práctica. Por ello hemos participando en la mesa dinámica “Perspectiva de género en la trata y el tráfico de personas”, contribuyendo así a la formación de la 62ª Promoción de la Carrera Fiscal de manera que las y los fiscales que participen en procesos penales puedan, adecuadamente, prevenir y combatir la trata de seres humanos y detectar, identificar, asistir, apoyar y proteger a las víctimas evitando una victimización secundaria.