Ponencia sobre el impacto de género en la crisis del COVID19

 

Este jueves 16 de febrero, hemos participado en la  “Ponencia de estudio del impacto de género de la crisis del COVID-19 y sus consecuencias en nuestro país” de la Comisión de Igualdad del Senado con la ponencia de Rocío Mora, directora de APRAMP, y Carmen Ynzenga Gimeno, responsable del programa relativo a la trata de seres humanos de la Fundación Cruz Blanca.

En la ponencia, la directora ha aportado y compartido datos y propuestas para la incorporación de una perspectiva feminista en las políticas de empleo y reactivación económica para garantizar que se tenga en cuenta los derechos de las mujeres y la reducción de las brechas de género. Y es que la realidad que desde APRAMP llevamos viendo desde hace 35 años años, avalan el compromiso de la organización en la defensa de los Derechos Humanos y la atención integral de las personas en situación de prostitución y/o víctimas de trata, así como la detección y la prevención, sensibilización social y formación de profesionales trabajando por dar alternativas  a las mujeres y menores víctimas de esta lacra.

Y es que, en relación con la crisis del COVID-19, esta crisis ha provocado una situación inédita para el conjunto de la sociedad española y, también y especialmente, ha tenido graves consecuencias para  las víctimas de trata, así como para personas prostituidas; y que se han ido mantenido en el tiempo tras el confinamiento como:

  • Aumento de la deuda
  • Crecimiento de la violencia física y psicológica
  • Mayor aislamiento y control de movimientos y traslado al extrarradio
  • Un aumento del riesgo de contraer ITS y otras enfermedades
  • Aislamiento y falta de comunicación con fuentes oficiales, además del riesgo de ser víctimas de estafa de “phishing”.
  • Un aumento, desde el comienzo de la pandemia, de mayores de 18 años de origen español, migrantes de segunda generación o jóvenes nacionalizados que acceden a espacios de prostitución con la idea de conseguir grandes sumas de dinero rápidamente y que nos preocupa muchísimo.
  • Que éste perfil de jóvenes mayores de 18 años se ve enormemente influenciado por acciones de sexting que han aumentado en los tiempos de pandemia.
  • Aumento del número de víctimas de trata que eran menores cuando comenzaron a ser explotadas: durante el 2022, el 52,4% de las mujeres entrevistadas por APRAMP manifestaron que haber sido iniciadas en la explotación sexual y prostitución siendo menores.

A pesar de las dificultades que se han hecho presentes en este tiempo en el acceso a medidas como los recursos habitacionales y la solicitud del Ingreso Mínimo Vital por parte de víctimas de trata y explotación sexual debido a sus particularidades y situaciones que se han de valorar de forma particular, también se ha avanzado durante el último año 2022 con la aprobación y aplicación de cuestiones como:

  • Real Decreto 6/2022 de 29 de marzo por el que se adoptan medidas urgentes en el marco del Plan Nacional de respuesta a las consecuencias económicas y sociales de la guerra de Ucrania, abriendo la puerta a medidas de acreditación, acceso a derechos y planes integrales como el Plan Camino.
  • Acuerdo de la Conferencia Sectorial de Igualdad relativo a la acreditación administrativa de las víctimas de trata y explotación sexual garantizando el acceso a derechos sociales, según mandata el Convenio de Varsovia, mediante la detección y acreditación de indicios de trata y avance significativo hacia un nuevo modelo de identificación.
  • Publicación del Plan Camino 2022-2026 cuyos resultados a su impacto están en desarrollo.
  • Aprobación en el Consejo de Ministros del Anteproyecto de Ley Orgánica Integral contra la Trata en noviembre de 2022 y que permitirá contemplar todas las formas de trata (sexual, laboral, trabajo forzoso, tráfico de órganos, matrimonios forzoso y forzados, actividades delictivas…); homogeneizar las políticas públicas de atención a las víctimas en todos los territorios del Estado, incorporar un enfoque de género de derechos humanos y clara perspectiva de género en todas sus disposiciones y, principalmente, poner en el centro de las actuaciones a las personas y consolidar el enfoque de actuación y protección integral que debe imperar ante esta grave violación de Derechos Humanos; así como retomar el espíritu del Pacto de Estado y avanzar en una problemática como sociedad a nivel general y de mujeres y niñas en particular.